05 May «He tenido el mejor maestro y mentor que se podía tener, mi padre» María Ruiz Millán
La gerente de Coprasa, María Ruiz Millán lleva el sector de la construcción en las venas desde la generación de sus abuelos así que ha crecido entre azulejos, ladrillos y proyectos. Un sector que suele resultar poco atractivo para las mujeres y en el que, sin embargo, se mueve como pez en el agua. De hecho es la que lleva el timón de este barco llamado Coprasa y de la agencia Inmobyliare.
María ¿Podrías contarnos desde tu perspectiva cómo vives desde tu infancia formar parte de una familia de emprendedores?
Con gran orgullo. Mi padre ha sido y es un gran empresario que además forma parte de una estirpe de empresarios del gremio de la construcción.
He tenido el mejor maestro y mentor que se podía tener, mi padre. Él me lo ha enseñado todo, desde muy joven he estado a su lado formándome desde cero, adquiriendo conocimientos y escuchando consejos. Al principio tan sólo era una pequeña ojeadora, con posterioridad fui formando parte de reuniones y también de decisiones.
¿Cómo fueron tus inicios en la empresa?
Tal y como he comentado anteriormente, empecé muy jovencita acompañando a mi padre, sentada frente a él en la antigua oficina. Analizaba cada llamada, cada conversación, escuché consejos y empecé desde cero. Poco a poco pasé por todos los departamentos de la empresa con el fin de adquirir conocimientos, tocando todos los palos, fue de lo más enriquecedor. Sin duda, estoy enamorada de mi negocio.
Has vivido varias etapas dentro de la construcción que es el mejor máster que puede hacer un empresario. El boom, declive y ahora recuperación ¿Cuál es la mayor lección que sacas de todo ello?
Sin duda, la lección a la que más provecho le he sacado se llama crisis. Ha sido una lección de vida y ha sido un verdadero handicap del que he aprendido mucho. Algunas tardes, cuando tomo café con mi padre y comentamos los proyectos que ahora mismo tiene Coprasa sobre la mesa me mira, sonríe y me pregunta. Has hecho un Máster ¿Verdad hija? Y claro, yo le respondo que, sin duda. Importante también en esta etapa, mi marido y compañero de batallas dentro y fuera de los negocios, Francis, que también ha trabajado duro para que Coprasa siga siendo una de las constructoras más importantes en Andalucía Occidental.
¿Qué ha cambiado en el sector desde que empezaste hasta ahora?
Ha cambiado todo. Lo único que permanece igual es la forma de ejecutar las viviendas con algunas salvedades desde que se aprobó el Código Técnico de la Edificación.
El sector ha cambiado, hemos mejorado, ha desaparecido el intrusismo y somos eficientes -de cara a Código Técnico-. Ya ha desaparecido la locura del boom que tanto daño ha hecho. Estamos aprendiendo a colaborar de manera que se hacen muchos negocios junto con otras empresas que pueden aportar y mejorar el servicio global. En definitiva, somos mejores profesionales.
¿Cómo fue el momento en el que se decide que afrontarías la gerencia?
El relevo llegó con la jubilación de mi padre en 2009. Era un momento muy malo. Se palpaba ya la crisis pero era el momento, eché valor y lo afronté para seguir adelante. Creo que lo estamos consiguiendo, al menos lo intentamos día a día, poniendo todas las ganas del mundo sin dejar de contar con el asesoramiento de mi padre.
Pedro Ruiz Acosta es un precedente andaluz en el mundo de la construcción, sin embargo, han cambiado las cosas y supongo que también la fórmula de dirigir ¿Cuál es tu estilo de liderazgo?
Nosotros somos un equipo y creo que ahí está la diferencia, es nuestro valor añadido. Tengo la esencia del maestro, sigo su estela pero cada persona tiene su idiosincrasia que es lo que nos hace únicos. El equipo hay que trabajarlo, hacerlo y mimarlo.
Aunque la construcción comienza a remontar, han sido muchas las empresas las que no han logrado salir del atolladero de la crisis ¿Por qué crees que Coprasa lo ha conseguido?
Porque nos hemos reciclado, nos hemos adaptado a los nuevos tiempos. La palabra exacta es reinventado, los empresarios deben adaptarse al medio como una forma de subsistencia, engrandecer y empequeñecer en función de la magnitud del negocio.
¿ Qué proyectos tiene actualmente la empresa entre manos?
Acabamos de dar inicio a la construcción de 23 viviendas en Jerez. Hemos comenzado otra vez a trabajar en La Jara con una promoción de 6 unifamiliares llamada “Los Jarales”. Tenemos varios solares allí y promociones futuras van a ser la bomba. Quiero innovar con viviendas vanguardistas sin perder la esencia de nuestra marca.
Además de asumir el control de la empresa de construcción te atreviste con una start up, una agencia inmobiliaria ¿Cómo surgió la idea?
Pues la idea surgió como consecuencia de la caída del mercado, pensamos en cambiar de negocio y abrir algo que no tuviera nada que ver con el tan querido ladrillo. Tras un picoteo en bolsa, nos dimos cuenta de que, zapatero a sus zapatos, así que apostamos por abrir una agencia inmobiliaria. Contra todo pronóstico salió bien. La gente pensaba que nos habíamos vuelto locos porque en 2013 no se vendía un alfiler. Le echamos coraje y aquí seguimos.
Gracias a vuestra cercanía y honestidad en poco tiempo se ha conseguido una interesante cartera de clientes ¿Qué es lo que una inmobiliaria puede ofrecerle a un cliente comprador o vendedor? ¿Por qué necesita mediadores?
En ambos casos creo que necesitan de nuestra ayuda. El mercado aún está bajista y la mayoría de las veces el vendedor necesita asesoramiento a la hora de definir un precio. En cuanto al comprador, es esencial la figura de una agencia para que pague un justiprecio, pero sobre todo para la documentación de la postventa y la propia venta. Si no eres profesional puedes equivocarte en algo que en principio es para toda la vida.
Para terminar ¿Cuáles son vuestros planes de futuro a medio plazo?
Mi plan más ambicioso es abrir un negocio que todavía se está cociendo. Evidentemente y como era de esperar, está relacionado con el ladrillo. Aún está verde, pero no dejamos de soñar nunca e ilusiones tenemos miles. No es habitual ver a una mujer abrirse camino y regentar estos negocios y estoy convencida de que las que vengan por detrás lo tendrán más fácil que yo. Sin embargo, como he puntualizado antes en el caso de la crisis, los caminos difíciles nos ayudan a crecer y a ser mejores como personas y profesionales.